2 de diciembre de 2010

Alaide Foppa (Barcelona en 1914 - desaparecida en Guatemala 1980)

"...Entre labio y labio cuánta dulzura
guarda mi boca abierta al beso..."





Elogio de mi cuerpo
  Los ojos
Mínimos lagos tranquilos
donde tiembla la chispa
de mis pupilas
y cabe todo
el esplendor del día.
Límpidos espejos
que enciende la alegría
de los colores.
Ventanas abiertas
ante el lento paisaje
del tiempo.
Lagos de lágrimas nutridos
y de remotos naufragios.
Nocturnos lagos dormidos
habitados por los sueños,
aún fulgurantes
bajo los párpados cerrados.

La boca

Entre labio y labio
cuánta dulzura guarda
mi boca abierta al beso,
estuche en que los dientes
muerden vívidos frutos,
cuenca que se llena
de jugos intensos
de ágiles vinos
de agua fresca,
donde la lengua
leve serpiente de delicias
blandamente ondula,
y se anida el milagro
de la palabra.

Las manos

Las manos
débiles, inciertas,
parecen
vanos objetos
para el brillo de los anillos,
sólo las llena
lo perdido,
se tienden al árbol
que no alcanzan,
pero me dan el agua
de la mañana,
y hasta el rosado
retoño de mis uñas
llega el latido.

Los pies

Ya que no tengo alas,
me bastan
mis pies que danzan
y que no acaban
de recorrer el mundo.
Por praderas en flor
corrió mi pie ligero,
dejó su huella
en la húmeda arena,
buscó perdidos senderos,
holló las duras aceras
de las ciudades
y sube por escaleras
que no sabe a donde llegan.

Los senos

Son dos plácidas colinas
que apenas mece mi aliento,
son dos frutos delicados
de pálidas venaduras,
fueron dos copas llenas
próvidas y nutricias
en la plena estación
y siguen alimentando
dos flores en botón.

El sexo

Oculta rosa palpitante
en el oscuro surco,
pozo de estremecida alegría
que incendia en un instante
el turbio curso de mi vida,
secreto siempre inviolado,
fecunda herida.

El corazón

Dicen que es del tamaño
de mi puño cerrado.
Pequeño, entonces,
pero basta
para poner en marcha
todo esto.
Es un obrero
que trabaja bien,
aunque anhele el descanso,
y es un prisionero
que espera vagamente
escaparse.
      

17 de noviembre de 2010

Formación del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (17 noviembre 1983)

27 años de la formación del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional

Nos contaba uno de nuestros compañeros jefes, el viejo Antonio, la historia de unas palabras que tal vez venimos a aprender aquí en la otra campaña con toda la gente que escuchamos así. Nos contaba cómo nació la palabra yo. Decía que los primeros hombres y mujeres que poblaron estas tierras eran como la mayoría de los que están aquí, indígenas. Decía que al principio el trabajo que hacían estos hombres y mujeres era parejo repartido para todos y que después llegó el poderoso, el rico, y empezó a quedarse con el trabajo de cada uno.



"Empezó entonces una historia de dolor y de lucha a recorrer la tierra, la tierra que somos y que hoy llamamos México. Y dice que entonces uno empezó a hablar y a decir yo cuando empezó a nombrar su dolor, su rabia, su indignación. Y cuando empezó a decir 'yo sufro, yo peno, yo tengo estos problemas', es cuando aprendió a reconocerse a sí mismo como ser humano. Antes del yo no había nada. Y antes del yo que nació entonces no había explotación ni miseria. Cuando uno dice 'yo' dice un individuo, no dice un colectivo.



"Entonces dice el viejo Antonio que cuando decimos 'yo' nombramos esta historia. A partir de eso empezamos a aprender las otras palabras. Aprendemos a reconocer por la mirada y por el oído al otro que es diferente y lo nombramos 'él', 'ella'. Pero seguimos siendo nada más nosotros, como un individuo, solos separados del resto. Y es hasta cuando abrimos no el oído, no la palabra, sino cuando abrimos el corazón que empezamos a reconocer en el 'él', en la 'ella', esos mismos dolores y esas mismas penas. Y dice el viejo Antonio que cuando el 'yo' encuentra al 'él' o al 'ella' y descubre que es el mismo el dolor que tiene, empieza a construir una palabra que es la más difícil de construir en la historia de la humanidad, que es la palabra 'nosotros'.


"Cuando el 'yo' y el 'él' y el 'ella' se convierten en 'nosotros', entonces es cuando hay la oportunidad de que el dolor y la pena que hizo nombrar al 'yo', que hizo nombrar al 'él' o al 'ella', tienen la posibilidad de transformar el 'yo' en alegría.


"Y llega un momento en que los dolores se juntan y empiezan a preguntarse quién es el responsable de ese dolor y de esa pena que empezó siendo individual, que pasó a ser de una familia, luego de un grupo de trabajo. Y es cuando hablando y escuchando descubren que el responsable de eso es el que está arriba y es entonces cuando nace la palabra 'ellos'.


"Dice el viejo Antonio que cuando uno dice 'ellos' mira hacia arriba, al que construye su riqueza a costa de nuestra pobreza; al que construye su felicidad a costa de nuestra infelicidad; al que construye su futuro a costa de nuestro presente y de nuestro pasado.


"Y entonces dice el viejo Antonio cuando queda acomodado, cabal la forma de hablar de los que están hablando. Nos enseñó que teníamos que dejar el 'yo' en algún momento y aprender a identificar el 'él', el 'ella' sobre el que íbamos a construir el 'nosotros' que necesitaba nuestro país. Decía que teníamos que apartarnos del espejo por muy doloroso que fuera y teníamos que aprender a mirar al otro, en la única forma que hemos aprendido nosotros como pueblos indios a mirar al otro que es con el corazón.


"Entonces nos dijo el viejo Antonio que tenía que llegar el momento en que los pueblos indios tenían que conocerse entre sí y que tenían que aprender a decir 'nosotros', pero iba a seguir existiendo el 'ellos' que nos estaba explotando y humillando y que era necesario como pueblos indios que aprendiéramos a escuchar otros corazones y encontrarnos con ellos.


"De una u otra forma la palabra de arriba nos individualiza y nos devuelve el 'yo', vacío, con el mismo dolor, a cambio de una vaga esperanza que no se va a cumplir. Y si nos rebelamos solos, solos vamos a perder y solos vamos a desaparecer.


"Tenemos que aprender a decir ese 'nosotros' que tanto trabajo nos cuesta; porque nos cuesta trabajo entender que el otro es diferente, nos cuesta trabajo escuchar el dolor y encontrar ahí la semejanza.

4 de octubre de 2010

Ana Laura Macal Dominguez (12 de noviembre 1977 Tuxtla Gtz, Chiapas - 3 de octubre 2008 DF)

AlaMado
Si tu Amistad es tu única oferta? 
Acepto tu silencio..tu olvido, tu oferta..
Al fin y acabo abriré otras puertas...
 
Si te veo…..al mundo ignoro
y sigo tus manos, tus labios, tus ojos…

Si te veo… ahí sentado,
recuerdo tus besos, tu mirada y tu enojo…

Si te veo… la piel se me eriza,
pues es a ella a quien acaricias
y me muero de envidia…

Si te veo… ¡Oh Amor Cubano!
mi corazón se marchita y
solo el canto de las ranas
acompaña mi despedida..

Eso es solo…Si te veo…

Si te veo…
Si te veo…
Si te veo…

He penetrado por las calles citadinas, acompañada del ruido y el smog, caminando de noche con el rugido de los trenes que me llevaran a tu morada…

Esta noche no estarás tranquilo, trolles y brujas habitarán en mi alma..

Comienza las apuestas, ácida y fría gotea en mi garganta ese líquido que embriaga nuestros cuerpos, el humo de los cigarrillos se desvanece con el viento, mientras que la radio continúa con su programación normal…

La suerte desaparece de mi lado, y aprovechas cada instante para despojarme y disfrutar de tu victoria…

Y no satisfecho con ello,
te acercas lentamente, trato de escuchar tu respiración, sintiendo tu aliento, rozando mis labios y cerrándolos con un beso…

Mientras filio canta para los dos,
acaricias cada parte de mi piel, aleteando por que he de partir, temblorosas mis piernas resbalan sales interminables, mis pechos se erizan en cada beso, cada mordida, en cada humedad…

Sabes que cada uno seguirá su camino, busco tú boca y el viento cruel se lleva tus besos, dejando mi alma profanada y apartándome de tu lado…

Nuestros cuerpos se entrelazan, entre lunas y soles, desvaneciéndose con gemidos inmortales…
Solo me quedo con el recuerdo de tu silueta dormida, de tus brazos y tus piernas, de tus ojos, de tu boca humedecida y de los besos de despedida.

23 de agosto de 2010

Enrique Ortiz de Landázuri Izardui (11 de agosto de 1967 en Zaragoza, España)

Aquí está el fugitivo de siempre
Aquí la eternidad que fue un instante
Aquí donde ninguno de vosotros se atreve
Aquí nuestros besos comunicantes

Aquí no hay nadie a quien seguir
Aquí que nadie es un huésped fijo
Aquí sigo viviendo bien sin mí
Aquí sólo quiero estar contigo

Aquí seguro de hacer lo incorrecto
Aquí porque no hay suficientes pruebas
Aquí como un inválido en el desierto
Aquí me quedo
Aquí con ella.



Cuando en la mañana me alla ido
no tendras mio ni un recuerdo
solo un hueco en la almoada
donde meter tu olvido

nadaras en nombres
y pasaras sobre el mio
como quien anda en un camino
tantas veces recorrido

sueña lejos de la trizteza
sueña lejos del dolor
como sino hubiera recorrido
y aun tuvieras intacto tu corazon.

Se ha ido la luz
Pero aún así
Te veo mucho mejor


Se ha ido la luz

Entre tú y yo

Te busco a tientas

Y me logro aferrar
A ese hilillo de voz

Hoy brilla el sol...

No pierdas de vista la esencia

Que la indiferencia nos quiso robar
Te busco en el color magenta
Que tu impertinencia borró al pasar



Luna menguante
Contigo se van
Las fuerzas que en parte
El sol me da
Luna menguante
Oculta entre nubes
Hasta que te marches
No pienso salir
Esta locura que viene y se va
Y si es un espejismo, es demasiado real




9 de agosto de 2010

Rosario Castellanos (Ciudad de México, México; 25 de mayo de 1925 - Tel Aviv, Israel; 7 de agosto de 1974)

(...) La soledad trazó su paisaje de escombros.
La desnudez hostil es su cifra ante el hombre.

Sin embargo, recuerdo...

En un día de amor yo bajé hasta la tierra:
vibraba como un pájaro crucificado en vuelo
y olía a hierba húmeda, a cabellera suelta,

a cuerpo traspasado de sol al mediodía.
Era como un durazno o
como una mejilla
y encerraba la dicha
como los labios encierran cada beso.

Ese día de amor yo fui como la tierra:
sus jugos me sitiaban tumultuosos y dulces

y la raíz bebía con mis poros el aire
y un rumor galopaba desde siempre
para encontrar los cauces de mi oreja.
Al través de mi piel corrían las edades:
se hacía la luz, se desgarraba el cielo
y se extasiaba -eterno- frente al mar.

El mundo era la forma perpetua del asombro
renovada en el ir y venir de la ola,
consubstancial al giro de la espuma
y el silencio, una simple condición de las cosas.

Destierro

Hablábamos la lengua
de los dioses, pero era también nuestro silencio
igual al de las piedras.
Éramos el abrazo de amor en que se unían
el cielo con la tierra.

No, no estábamos solos.
Sabíamos el linaje de cada uno
y los nombres de todos.
Ay, y nos encontrábamos como las muchas ramas
de la ceiba se encuentran en el tronco.

No era como ahora
que parecemos aventadas nubes
o dispersadas hojas.
Estábamos entonces cerca, apretados, juntos.
No era como ahora.

Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.

26 de julio de 2010

Nicolás Cristóbal Guillén Batista (*Camagüey, Cuba, 10 de julio de 1902 - † La Habana, Cuba, 16 de julio de 1989)

Yo soy borracho. Me seduce el vino
luminoso y azul de la Quimera
que pone una explosión de Primavera
sobre mi corazón y mi destino.
Tengo el alma hecha ritmo y armonía;
todo en mi ser es música y es canto,
desde el réquiem tristísimo de llanto
hasta el trino triunfal de la alegría.

Y no porque la vida mi alma muerda
ha de rimar su ritmo mi alma loca:
aun mas que por la mano que la toca
la cuerda vibra y canta porque es cuerda.
Así, cuando la negra y dura zarpa
de la muerte destroce el pecho mío,
mi espíritu ha de ser en el vacío
cual la postrera vibración de un arpa.
Y ya de nuevo en el astral camino
concretara sus ansias de armonía
en la cascada de una sinfonía,
o en la alegría musical de un trino.

La tarde pidiendo amor.
Aire frío, cielo gris.
Muerto sol.
La tarde pidiendo amor.

Pienso en sus ojos cerrados,
la tarde pidiendo amor,
y en sus rodillas sin sangre,
la tarde pidiendo amor,
y en sus manos de uñas verdes,
y en su frente sin color,
y en su garganta sellada...
La tarde pidiendo amor,
la tarde pidiendo amor,
la tarde pidiendo amor.

No.
No, que me sigue los pasos,
no;
que me habló, que me saluda,
no;
que miro pasar su entierro,
no;
que me sonríe, tendida,
tendida, suave y tendida,
sobre la tierra, tendida,
muerta de una vez, tendida...



¡Aquí estamos!
La palabra nos viene húmeda de los bosques,
y un sol enérgico nos amanece entre las venas.
El puño es fuerte
y tiene el remo.

En el ojo profundo duermen palmeras exorbitantes.
El grito se nos sale como una gota de oro virgen.
Nuestro pie,
duro y ancho,
aplasta el polvo en los caminos abandonados
y estrechos para nuestras filas.
Sabemos dónde nacen las aguas,
y las amamos porque empujaron nuestras canoas bajo
los cielos rojos.
Nuestro canto
es como un músculo bajo la piel del alma,
nuestro sencillo canto.

Traemos el humo en la mañana,
y el fuego sobre la noche,
y el cuchillo, como un duro pedazo de luna,
apto para las pieles bárbaras;
traemos los caimanes en el fango,
y el arco que dispara nuestras ansias,
y el cinturón del trópico,
y el espíritu limpio.
Traemos
nuestro rasgo al perfil definitivo de América.

¡Eh, compañeros, aquí estamos!
La ciudad nos espera con sus palacios, tenues
como panales de abejas silvestres;
sus calles están secas como los ríos cuando no llueve en la montaña,
y sus casas nos miran con los ojos pávidos
de las ventanas.
Los hombres antiguos nos darán leche y miel
y nos coronarán de hojas verdes.

¡Eh, compañeros, aquí estamos!
Bajo el sol
nuestra piel sudorosa reflejará los rostros húmedos
de los vencidos,
y en la noche, mientras los astros ardan en la punta
de nuestras llamas,
nuestra risa madrugará sobre los ríos y los pájaros.

Magdalena Carmen Frieda Kahlo Calderón (Coyoacán, 6 de julio de 1907 – Coyoacán, 13 de julio de 1954)


Si en tu vientre acampó la prodigiosa
rosa de los colores, si tus senos
alimentan la tierra con morenos
víveres de espesura luminosa;

si de tu anchura maternal la rosa
nocturna de los actos nochebuenos

sacó tu propia imagen con serenos
desastres en tu cara populosa;

si tus hijos nacieron con edades
que nadie puede abastecer de horas
porque h
ablan soledad de eternidades,

siempre estarás sobre la tierra viva,
siempre serás motín lleno de auroras,
la heroica flor de auroras sucesivas.
(Carlos Pellicer
)


Cero a la izquierda, nada.
Yo te digo: toma esta nada,
póntela en un dedo.
Nada en un dedo llevarás sin miedo.
La nada poderosa del mendigo.
Te veo por la nada de un postigo y eres la cifra que alcanzar no puedo.
Ante tu fuerza saludable quedo
igual a un árbol hueco y enemigo.
Cero sin fin a la derecha es tuyo.
Sí pienso en ti -robándote-,
destruyo toda la cobardía que me llena.
Nada soy. Todo tú.
Con nuestra vida llena de soledad,
yo soy la arena y tú la raya horizontal sufrida.



Ella es su creación. Un Dalí latinoamericano.
Reina, hechicera o india tehuana.
Inexacto límite entre lo onírico y lo real.
Paisaje de terciopelos, orquídeas y esclavas.
Mujer azul con bigotes rosáceos.
Metáfora, símbolo o señal de lo ardiente, sexo, fuego y muerte.

Ella fue para Diego lo que Dalí fue para Gala:
Excitación, sudor, sostén y locura.
Policromada cariátide de un templo griego,
Mural, tapiz de plumas, vuelo o escultura,
Joven virgen del thiasos lesbiano o perla gris del Egeo,
cuna, cama y sepultura.

Una trenza entre Narciso y los espejos.
Desgarramiento lila. Oro azul de Coyoacán.
Volcánico alarido de la imagen femenina.
Ella es Frida y Frida su creación.
Tajo, solo tajo. Pieza única de orfebrería.
Pesada oscura joya precolombina. ( André Breton
)


Destilaste de tu carne cansada, mutilada
el infinito néctar con el que se hace la vida
y tomaste uno a uno
los clavos que encontraste en el camino

y los clavaste a tu cuerpo, para colgar recuerdos
para que cuando la muerte llegará pudiera
colgar su piel en uno de ellos
para saber por que se había tardado tanto
para saber por que la vida
tan corta, tan efímera, tan fugaz

es tan dolorosa, tan triste, tan dolorosa
Tejiste con tu pincel las grietas que te poblaban
Y en cada una de ellas anidaste un silencio
Un secreto que se hizo carne
Carne que cantó su amargura de no volar de no ser ave
Y atrapaste allí tu alma, en este inútil cuerpo
Y las manos se te volaban sobre el lienzo
Para asesinar tu pena de otras manos ausentes
flechas lanzadas por un oscuro cazador nocturno
A una mujer que es venado y
que es mujer por que sabe de su llanto
por que ha llovido sobre tu rostro cansado
por que te has limpiado las lagrimas con esas manos
que no son aves pero que vuelan sobre el lienzo
lienzo que no es alma pero que es su piel
piel que guarda las cicatrices de las caídas
los moretones de los golpes
las heridas abiertas como homenajes
al más sangriento de los sacrificios
al más noble de los sentimientos
al amor que no es ave pero que vuela
que no es agua pero purifica
que no es dios pero redime y eterniza.




Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto[ (Parral, 12 de julio de 1904 – Santiago de Chile, 23 de septiembre de 1973)

PABLO NERUDA

"Por qué se me vendrá todo el amor de golpe

cuando me siento triste, y te siento lejana ..."


(...)
Estoy mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro el mundo.

Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enter
amente,
veo caer agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos.
"


Pequeña
rosa,
rosa pequeña,
a veces,
diminuta y desnuda,
parece
que en una mano mía
cabes,
que así voy a cerrarte
y a llevarte a mi boca,
pero
de pronto
mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,
has crecido,
suben tus hombros como dos colinas,
tus pechos se pasean por mi pecho,
mi brazo alcanza apenas a rodear la delgada
línea de luna nueva que tiene tu cintura:
en el amor como agua de mar te has desatado:
mido apenas los ojos más extensos del cielo
y me inclino a tu boca para besar la tierra.

Era mi corazón un ala viva y turbia
un ala pavorosa llena de luz y anhelo.

Era la primavera sobre los campos verdes.
Azul era la altura y era esmeralda el suelo.

Ella -la que me amaba- se murió en primavera.
Recuerdo aún sus ojos de paloma en desvelo.
Ella -la que me amaba- cerro sus ojos... tarde.
Tarde de campo, azul. Tarde de alas y vuelos.
Ella -la que me amaba- se murió en primavera...
y se llevó la primavera al cielo.

30 de junio de 2010

Antoine de Saint-Exupéry (Lyon, 29 de junio de 1900 – Mar Mediterráneo, cerca de la costa de Marsella, 31 de julio de 1944)

Insisto en que las personas grandes no comprenden nada por sí mismas y es cansador para nosotros, los niños, darles siempre y siempre explicaciones.

¡Es tan misterioso el país de las lágrimas...!

Supe algo más acerca de él.
¡El planeta de donde pr
ovenía era apenas más grande que una casa!

Ellos ( las personas grandes) aman los números. Cuando les comunicáis acerca de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial: "Cómo es el timbre de su voz? Cuáles son los juegos que prefiere? Colecciona mariposas?" En cambio preguntan: "Qué edad tiene? Cuántos hermanos? Cuánto pesa? Cuánto gana su padre?".
Sólo así creen conocerle. Si contás a los adultos: "He visto una magnífica casa construida con ladrillos rojos, geranios en las ventanas y palomas en el techo...", no podrán imaginarse la casa. En cambio si dices: "He visto una casa de cien mil francos", exclaman: "Qué hermosa es!"
Si dices: "La prueba que confirma que el principito existió es que era encantador, que reía y que quería un cordero. Querer un cordero es prueba de su existencia", se encogerán de hombros y os tratarán como se trata a un niño. En cambio si les dices: "El planeta de donde provenía es el asteroide B 612", quedarán convencidos y no formularán más preguntas sobre esta cuestión. Son así, no hay que reprocharles. Los niñitos deben ser muy indulgentes con las personas grandes.
-Sé de un planeta en donde habita un Señor carmesí. Nunca ha sentido el perfume de una flor, nunca ha mirado una estrella. Tampoco ha querido a nadie. Sólo una cosa ha hecho en su vida; sumas y restas. Repite todo el día, como tú, hasta el cansancio: "Soy un hombre serio! Soy un hombre serio!" Hinchándose de orgullo. ¿Sabes lo que creo? ¡Que no es un hombre, es un hongo!
Los hombres? Existen algo así como seis o siete. Los he visto hace muchos años y nunca se sabe donde hallarlos. Parecen arrastrados por los vientos, como no poseen raíces... Les fastidia mucho no tenerlas.

-Los hombres-intentó explicar el zorro- poseen fusiles y cazan. Eso es bien molesto. Crian también gallinas; es su único interés. Tú buscas gallinas, verdad?

-No-dijo el principito- Busco amigos. Qué significa "domesticar"?

-Ah!..., es una cosa muy olvidada-respondió el zorro- Significa "crear lazos".

-Crear lazos?-preguntó el principito.

-Así es-confirmó el zorro- Tú para mí, no eres más que un jovencito semejante a cien mil muchachitos. Además, no te necesito. Tampoco tú a mí. No soy para tí más que un zorro parecido a cien mil zorros. En cambio, si me domesticas..., sentiremos necesidad uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para tí único en el mundo...

-Creo que empiezo a entender-dijo el principito- Hay una flor... Creo que me ha domesticado.

-Lo mejor es venir siempre a la misma hora-dijo el zorro- Si sé que vienes a las cuatro de la tarde, comenzaré a estar feliz desde las tres. A medida que se acerque la hora más feliz me sentiré. A las cuatro estaré agitado e inquieto; comenzaré a descubrir el precio de la felicidad! En cambio, si vienes a distintas horas, no sabré nunca en qué momento preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.


Las estrellas no significan lo mismo para todas las personas. Para algunos viajantes son guías. Para otros no son más que lucecitas. para los sabios son problemas. Para mi hombre de negocios eran oro. Ninguna de esas estrellas habla. En cambio tú..., tendrás estrellas como ninguno ha tenido.

-Qué intentas decirme?

-Por las noches tú elevarás la mirada hacia el cielo. Como yo habitaré y reiré en una de ellas, será para tí como si rieran todas las estrellas. Tú poseerás estrellas que saben reír.

18 de junio de 2010

José de Sousa Saramago (Azinhaga, Santarém, Portugal, 16 de noviembre de 1922 - Tías, Las Palmas, España, 18 de junio de 2010)


Cuántas veces precisamos la vida entera para cambiar de vida, lo pensamos tanto, tomamos impulso y vacilamos, después volvemos al principio, pensamos y pensamos, nos movemos en los carriles del tiempo con un movimiento circular, como los remolinos que atraviesan los campos levantando polvo, hojas secas, insignificancias, que a más no llegan sus fuerzas, mejor sería que viviéramos en tierra de tifones. Otras veces es una palabra cuanto basta.


Es difícil ser amigo de alguien. Quiero decir: es, sobre todo, difícil saber hasta qué punto se es amigo de alguien. Las personas se encuentran a veces, hablan, caen o no caen en confidencias, en intimidades aunque sean escasas, y luego encuentran que son amigas, se asombran de que no lo fueran antes o desde siempre, no se asombran de que vayan a ser amigas hasta el fin de los días... véase cuán poco.

Cuando digo que la democracia se suicida diariamente, pierde espesor y se desgasta, disminuyendo su densidad, estoy hablando de un sentimiento que nos afecta, a nosotros, ciudadanos. Sentimos, y sufrimos con eso, que no tenemos importancia en el modo como funciona la sociedad.
Podemos escoger nuestros representantes, elegirlos, hay representación democrática, todo funciona dentro del sistema, de sus condicionamientos, pero la verdad es que nuestra capacidad de cambiar los destinos del país y del mundo está limitada por la propia organización democrática. El poder efectivo real es, a buen seguro, el poder económico.

Me gustaría escribir un libro feliz; yo tengo todos los elementos para ser un hombre feliz; pero sencillamente no puedo. Sin embargo hay una cosa que sí me hace feliz, y es decir lo que pienso.

10 de junio de 2010

Guadalupe Teresa Amor Schmidtlein, Pita Amor (Ciudad de México, 30 de mayo de 1918 - Ciudad de México, 8 de mayo de 2000)

"Sola yo estoy y llena de inquietudes; cada día me interno más adentro;
mis defectos atraen a las virtudes;

de un misterioso círculo soy centro.

El cansancio que tengo es infinito;
todo el dolor del mundo lo he probado;

un laberinto de ansiedad habito

y a tientas me revuelvo en lo intrincado".


Soy vanidosa, déspota, blasfema,
Soberbia, altiva, ingrata, desdeñosa;
pero conservo aún la tez de rosa.

La lumbre del infierno a mi me quema.

Es de cristal cortado mi sistema.

Soy ególatra, fría, tumultuosa.

Me quiebro frágil como mariposa.

Yo misma he construido mi anatema.

Soy perversa, malvada, vengativa.

Es prestada mi sangre y fugitiva.
Mis pensamientos son muy taciturnos.

Mis sueños de pecado son nocturnos.

Soy histérica,
loca desquiciada;

pero a la eternidad ya sentenciada.


Ya soy criatura sin piel: el polvo me la ha robado,
brutalmente la ha arrancado y ahora lo cubre a él.
Mira, polvo, eres cruel:

de fango me has
construido,

a mi alma diste sentido
y te va a nutrir mi muerte.
¡Dame otra piel que liberte este cuerpo escarnecido!

Shakespeare me llamó genial
Lópe de Vega infinita

Calderón, bruja maldita
Y Fray Luis la episcopal;

Quevedo, grande inmortal
Y Góngora la contrita.
Sor Juana, monja inaudita
y Bécquer la mayoral.
Rubén Darío, la hemorragia

La hechicera de la magia.

Machado, la alucinante.

Villaurrutia, enajenante

García Lorca, la grandiosa.

¡Y yo me llamé la Diosa!

17 de mayo de 2010

Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia (Paso de los Toros, Uruguay, 14 de septiembre de 1920 – Montevideo, 17 de mayo de 2009)

"...Mi aire se acaba como agua en el desierto,
mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tú, y no estoy allí..."

Quién hubiera creído que se hallaba sola en el aire, oculta, tu mirada.
Quién hubiera creído esa terrible ocasión de nacer puesta al alcance de mi suerte y mis ojos, y que tú y yo iríamos, despojados de todo bien, de todo mal, de todo, a aherrojarnos en el mismo silencio, a inclinarnos sobre la misma fuente para vernos y vernos mutuamente espiados en el fondo, temblando desde el agua, descubriendo, pretendiendo alcanzar quién eras tú detrás de esa cortina, quién era yo detrás de mí. Y todavía no hemos visto nada. Espero que alguien venga, inexorable, siempre temo y espero, y acabe por nombrarnos en un signo, por situarnos en alguna estación por dejarnos allí, como dos gritos de asombro. Pero nunca será. Tú no eres ésa, yo no soy ése, ésos, los que fuimos antes de ser nosotros.

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres
sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
seguro sin seguro
te dejo frente al mar
descifrándote a solas
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía
pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono
estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos
estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen
y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.