26 de julio de 2010

Nicolás Cristóbal Guillén Batista (*Camagüey, Cuba, 10 de julio de 1902 - † La Habana, Cuba, 16 de julio de 1989)

Yo soy borracho. Me seduce el vino
luminoso y azul de la Quimera
que pone una explosión de Primavera
sobre mi corazón y mi destino.
Tengo el alma hecha ritmo y armonía;
todo en mi ser es música y es canto,
desde el réquiem tristísimo de llanto
hasta el trino triunfal de la alegría.

Y no porque la vida mi alma muerda
ha de rimar su ritmo mi alma loca:
aun mas que por la mano que la toca
la cuerda vibra y canta porque es cuerda.
Así, cuando la negra y dura zarpa
de la muerte destroce el pecho mío,
mi espíritu ha de ser en el vacío
cual la postrera vibración de un arpa.
Y ya de nuevo en el astral camino
concretara sus ansias de armonía
en la cascada de una sinfonía,
o en la alegría musical de un trino.

La tarde pidiendo amor.
Aire frío, cielo gris.
Muerto sol.
La tarde pidiendo amor.

Pienso en sus ojos cerrados,
la tarde pidiendo amor,
y en sus rodillas sin sangre,
la tarde pidiendo amor,
y en sus manos de uñas verdes,
y en su frente sin color,
y en su garganta sellada...
La tarde pidiendo amor,
la tarde pidiendo amor,
la tarde pidiendo amor.

No.
No, que me sigue los pasos,
no;
que me habló, que me saluda,
no;
que miro pasar su entierro,
no;
que me sonríe, tendida,
tendida, suave y tendida,
sobre la tierra, tendida,
muerta de una vez, tendida...



¡Aquí estamos!
La palabra nos viene húmeda de los bosques,
y un sol enérgico nos amanece entre las venas.
El puño es fuerte
y tiene el remo.

En el ojo profundo duermen palmeras exorbitantes.
El grito se nos sale como una gota de oro virgen.
Nuestro pie,
duro y ancho,
aplasta el polvo en los caminos abandonados
y estrechos para nuestras filas.
Sabemos dónde nacen las aguas,
y las amamos porque empujaron nuestras canoas bajo
los cielos rojos.
Nuestro canto
es como un músculo bajo la piel del alma,
nuestro sencillo canto.

Traemos el humo en la mañana,
y el fuego sobre la noche,
y el cuchillo, como un duro pedazo de luna,
apto para las pieles bárbaras;
traemos los caimanes en el fango,
y el arco que dispara nuestras ansias,
y el cinturón del trópico,
y el espíritu limpio.
Traemos
nuestro rasgo al perfil definitivo de América.

¡Eh, compañeros, aquí estamos!
La ciudad nos espera con sus palacios, tenues
como panales de abejas silvestres;
sus calles están secas como los ríos cuando no llueve en la montaña,
y sus casas nos miran con los ojos pávidos
de las ventanas.
Los hombres antiguos nos darán leche y miel
y nos coronarán de hojas verdes.

¡Eh, compañeros, aquí estamos!
Bajo el sol
nuestra piel sudorosa reflejará los rostros húmedos
de los vencidos,
y en la noche, mientras los astros ardan en la punta
de nuestras llamas,
nuestra risa madrugará sobre los ríos y los pájaros.

Magdalena Carmen Frieda Kahlo Calderón (Coyoacán, 6 de julio de 1907 – Coyoacán, 13 de julio de 1954)


Si en tu vientre acampó la prodigiosa
rosa de los colores, si tus senos
alimentan la tierra con morenos
víveres de espesura luminosa;

si de tu anchura maternal la rosa
nocturna de los actos nochebuenos

sacó tu propia imagen con serenos
desastres en tu cara populosa;

si tus hijos nacieron con edades
que nadie puede abastecer de horas
porque h
ablan soledad de eternidades,

siempre estarás sobre la tierra viva,
siempre serás motín lleno de auroras,
la heroica flor de auroras sucesivas.
(Carlos Pellicer
)


Cero a la izquierda, nada.
Yo te digo: toma esta nada,
póntela en un dedo.
Nada en un dedo llevarás sin miedo.
La nada poderosa del mendigo.
Te veo por la nada de un postigo y eres la cifra que alcanzar no puedo.
Ante tu fuerza saludable quedo
igual a un árbol hueco y enemigo.
Cero sin fin a la derecha es tuyo.
Sí pienso en ti -robándote-,
destruyo toda la cobardía que me llena.
Nada soy. Todo tú.
Con nuestra vida llena de soledad,
yo soy la arena y tú la raya horizontal sufrida.



Ella es su creación. Un Dalí latinoamericano.
Reina, hechicera o india tehuana.
Inexacto límite entre lo onírico y lo real.
Paisaje de terciopelos, orquídeas y esclavas.
Mujer azul con bigotes rosáceos.
Metáfora, símbolo o señal de lo ardiente, sexo, fuego y muerte.

Ella fue para Diego lo que Dalí fue para Gala:
Excitación, sudor, sostén y locura.
Policromada cariátide de un templo griego,
Mural, tapiz de plumas, vuelo o escultura,
Joven virgen del thiasos lesbiano o perla gris del Egeo,
cuna, cama y sepultura.

Una trenza entre Narciso y los espejos.
Desgarramiento lila. Oro azul de Coyoacán.
Volcánico alarido de la imagen femenina.
Ella es Frida y Frida su creación.
Tajo, solo tajo. Pieza única de orfebrería.
Pesada oscura joya precolombina. ( André Breton
)


Destilaste de tu carne cansada, mutilada
el infinito néctar con el que se hace la vida
y tomaste uno a uno
los clavos que encontraste en el camino

y los clavaste a tu cuerpo, para colgar recuerdos
para que cuando la muerte llegará pudiera
colgar su piel en uno de ellos
para saber por que se había tardado tanto
para saber por que la vida
tan corta, tan efímera, tan fugaz

es tan dolorosa, tan triste, tan dolorosa
Tejiste con tu pincel las grietas que te poblaban
Y en cada una de ellas anidaste un silencio
Un secreto que se hizo carne
Carne que cantó su amargura de no volar de no ser ave
Y atrapaste allí tu alma, en este inútil cuerpo
Y las manos se te volaban sobre el lienzo
Para asesinar tu pena de otras manos ausentes
flechas lanzadas por un oscuro cazador nocturno
A una mujer que es venado y
que es mujer por que sabe de su llanto
por que ha llovido sobre tu rostro cansado
por que te has limpiado las lagrimas con esas manos
que no son aves pero que vuelan sobre el lienzo
lienzo que no es alma pero que es su piel
piel que guarda las cicatrices de las caídas
los moretones de los golpes
las heridas abiertas como homenajes
al más sangriento de los sacrificios
al más noble de los sentimientos
al amor que no es ave pero que vuela
que no es agua pero purifica
que no es dios pero redime y eterniza.




Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto[ (Parral, 12 de julio de 1904 – Santiago de Chile, 23 de septiembre de 1973)

PABLO NERUDA

"Por qué se me vendrá todo el amor de golpe

cuando me siento triste, y te siento lejana ..."


(...)
Estoy mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro el mundo.

Y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enter
amente,
veo caer agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos.
"


Pequeña
rosa,
rosa pequeña,
a veces,
diminuta y desnuda,
parece
que en una mano mía
cabes,
que así voy a cerrarte
y a llevarte a mi boca,
pero
de pronto
mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,
has crecido,
suben tus hombros como dos colinas,
tus pechos se pasean por mi pecho,
mi brazo alcanza apenas a rodear la delgada
línea de luna nueva que tiene tu cintura:
en el amor como agua de mar te has desatado:
mido apenas los ojos más extensos del cielo
y me inclino a tu boca para besar la tierra.

Era mi corazón un ala viva y turbia
un ala pavorosa llena de luz y anhelo.

Era la primavera sobre los campos verdes.
Azul era la altura y era esmeralda el suelo.

Ella -la que me amaba- se murió en primavera.
Recuerdo aún sus ojos de paloma en desvelo.
Ella -la que me amaba- cerro sus ojos... tarde.
Tarde de campo, azul. Tarde de alas y vuelos.
Ella -la que me amaba- se murió en primavera...
y se llevó la primavera al cielo.