¡Es tan misterioso el país de las lágrimas...!
¡El planeta de donde provenía era apenas más grande que una casa!
Sólo así creen conocerle. Si contás a los adultos: "He visto una magnífica casa construida con ladrillos rojos, geranios en las ventanas y palomas en el techo...", no podrán imaginarse la casa. En cambio si dices: "He visto una casa de cien mil francos", exclaman: "Qué hermosa es!"
Si dices: "La prueba que confirma que el principito existió es que era encantador, que reía y que quería un cordero. Querer un cordero es prueba de su existencia", se encogerán de hombros y os tratarán como se trata a un niño. En cambio si les dices: "El planeta de donde provenía es el asteroide B 612", quedarán convencidos y no formularán más preguntas sobre esta cuestión. Son así, no hay que reprocharles. Los niñitos deben ser muy indulgentes con las personas grandes.
-Los hombres-intentó explicar el zorro- poseen fusiles y cazan. Eso es bien molesto. Crian también gallinas; es su único interés. Tú buscas gallinas, verdad?
-No-dijo el principito- Busco amigos. Qué significa "domesticar"?
-Ah!..., es una cosa muy olvidada-respondió el zorro- Significa "crear lazos".
-Crear lazos?-preguntó el principito.
-Así es-confirmó el zorro- Tú para mí, no eres más que un jovencito semejante a cien mil muchachitos. Además, no te necesito. Tampoco tú a mí. No soy para tí más que un zorro parecido a cien mil zorros. En cambio, si me domesticas..., sentiremos necesidad uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para tí único en el mundo...
-Creo que empiezo a entender-dijo el principito- Hay una flor... Creo que me ha domesticado.
-Qué intentas decirme?
-Por las noches tú elevarás la mirada hacia el cielo. Como yo habitaré y reiré en una de ellas, será para tí como si rieran todas las estrellas. Tú poseerás estrellas que saben reír.
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