26 de septiembre de 2008

Mario Benedetti (14 de septiembre de 1920, Paso de los Toros)

(...) hay rostros de verdad que alumbraron mis fábulas rostros que no vi más pero siguieron vigilándome desde la letra en que los puse
hay fantasmas de carne otros de hueso también los hay de lumbre y corazón o sea cuerpos en pena almas en júbilo que vi o toqué o simplemente puse a secar, a vivir, a gozar , a morirse (...)
ROSTRO DE VOS
Tengo una soledad tan concurrida tan llena de nostalgias y de rostros de vos de adioses hace tiempo y besos bienvenidos de primeras de cambio y de último vagón.
Tengo una soledad tan concurrida que puedo organizarla como una procesión por colores tamaños y promesas por época por tacto y por sabor.
Sin un temblor de más, me abrazo a tus ausencias que asisten y me asisten con mi rostro de vos.
Estoy lleno de sombras de noches y deseos de risas y de alguna maldición.
Mis huéspedes concurren, concurren como sueños con sus rencores nuevos su falta de candor. Yo les pongo una escoba tras la puerta porque quiero estar solo con mi rostro de vos.
Pero el rostro de vos mira a otra parte con sus ojos de amor que ya no aman como víveres que buscan a su hambre miran y miran y apagan la jornada.
Las paredes se van queda la noche las nostalgias se van no queda nada.
Ya mi rostro de vos cierra los ojos.
Y es una soledad tan desolada.




Pablo Neruda (12 de julio de 1904 – 23 de septiembre de 1973)



Puedo escribir los versos más tristes está noche.Escribir, por ejemplo: «La noche esta estrellada,y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.Yo la quise, y a veces ella también me quiso (...).



POEMA XVIII
Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte. Te estoy amando aún entre estas frías cosas. A veces van mis besos en esos barcos graves, que corren por el mar hacia donde no llegan. Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.

Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde. Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta. Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante. Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos. Pero la noche llega y comienza a cantarme.

La luna hace girar su rodaje de sueño. Me miran con tus ojos las estrellas más grandes. Y como yo te amo, los pinos en el viento, quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.





5 de septiembre de 2008

Charles Pierre Baudelaire (9 de abril de 1821 - 31 de agosto de 1867)


La avenida estridente en torno de mí aullaba.
Alta, esbelta, de luto, en pena majestuosa, pasó aquella muchacha.
Con su mano fastuosa casi apartó las puntas del velo que llevaba.
Ágil y ennoblecida por sus piernas de diosa, me hizo beber crispado, en un gesto demente, en sus ojos el cielo y el huracán latente; el dulzor que fascina y el placer que destroza.
Relámpago en tinieblas, fugitiva belleza, por tu brusca mirada me siento renacido.
¿Volveré acaso a verte? ¿Serás eterno olvido? ¿Jamás, lejos, mañana?, pregunto con tristeza. Nunca estaremos juntos. Ignoro adónde irías. Sé que te hubiera amado. Tú también lo sabías.

José Martí (28 de enero de 1853 – 19 de mayo de 1895)

Yo soy un hombre sincero De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero Echar mis versos del alma.



¿Qué importa que tu puñal Se me clave en el riñón?


¡Tengo mis versos, que son Más fuertes que tu puñal!
¿Qué importa que este dolor Seque el mar, y nuble el cielo?



El verso, dulce consuelo, Nace a lado del dolor.


Aquí está el pecho, mujer, Que ya sé que lo herirás; ¡Mas grande debiera ser, Para que lo hirieses más!
Porque noto, alma torcida, Que en mi pecho milagroso, Mientras más honda la herida, Es mi canto más hermoso.

Jaime Sabines (25 de marzo de 1926 - 19 de marzo de 1999)

"¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras me dirás que te amo? Esto es urgente porque la eternidad se nos acaba..."

Los amorosos son locos, sólo locos, sin Dios y sin diablo.

AMOR MÍO, MI AMOR, AMOR HALLADO...
Amor mío, mi amor, amor hallado de pronto en la ostra de la muerte.
Quiero comer contigo, estar, amar contigo,quiero tocarte, verte.
Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo los hilos de mi sangre acostumbrada, lo dice este dolor y mis zapatos y mi boca y mi almohada.
Te quiero, amor, amor absurdamente,tontamente, perdido, iluminado, soñando rosas e inventando estrellas y diciéndote adiós yendo a tu lado.
Te quiero desde el poste de la esquina, desde la alfombra de ese cuarto a solas, en las sábanas tibias de tu cuerpo donde se duerme un agua de amapolas.
Cabellera del aire desvelado, río de noche, platanar oscuro,colmena ciega, amor desenterrado, voy a seguir tus pasos hacia arriba, de tus pies a tu muslo y tu costado.