30 de octubre de 2008

DÍA DE MUERTOS

Todos Santos


¡Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir (...) Había de tener una casa de reposo para los muertos, ventilada, limpia, con música y con agua corriente. Lo menos dos o tres, cada día, se levantarían a vivir.

Cuando tengas ganas de morirte esconde la cabeza bajo la almohada y cuenta cuatro mil borregos. Quédate dos días sin comer y veras qué hermosa es la vida: carne, frijoles, pan. Quédate sin mujer: verás. Cuando tengas ganas de morirte no alborotes tanto: muérete y ya.



Partir en cuerpo y alma partir.
Partir deshacerse de las miradas,
piedras opresoras que duermen en la garganta.
He de partir no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir. He de partir.








Hay cementerios solos, tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel oscuro, oscuro, oscuro, como un naufragio hacia adentro nos morimos, como ahogarnos en el corazón, como irnos cayendo desde la piel al alma.
Hay cadáveres, hay pies de pegajosa losa fría,

hay la muerte en los huesos, como un sonido puro,
como un ladrido sin perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.




Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.
Te acostaré en la tierra soleada con una dulcedumbre de madre para el hijo dormido, y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna al recibir tu cuerpo de niño dolorido.


¿Qué es morir?
Morir es alzar el vuelo
sin alas
sin ojos
y sin cuerpo.



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