6 de noviembre de 2008

Alfonsina Storni (29 de mayo de 1892–25 de octubre de 1938)

Tenías miedo de mi carne mortal y en ella buscabas
el alma inmortal. Para encontrarla, a palabras duras,
me abrías grandes heridas.
Entonces te inclinabas sobre ellas y aspirabas,
terrible, el olor de mi sangre.

La vida tuya sangre mía abona
y te amo a muerte, te amo;
si pudiera
bajo los cielos negros
te comiera el corazón con dientes de leona.


...este dolor mortal en que me abismo
esta inmovilidad del sentimiento,
que sólo salta bruscamente cuando
nada es posible.


DIENTES DE FLORES, COFIA DE ROCÍO...
Último poema antes de suicidarse.

Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara en la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.

Déjame sola; oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.

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