18 de noviembre de 2008

Beatriz Pimentel (16 julio 1984...)

Que rara sensación la de hallar en las sombras
la propia luz perdida.

(...) Todo es mío, porque a través del calabozo de aire que es mi pecho, ningún abrazo, ningún beso, ningún halago, me podrá estrechar así:
Con la libertad de una gota de lluvia no caída, con la lentitud de las ramas sobre mi pelo, con el eco de tu voz, atorado en la garganta, como el viento húmedo que traspasa mis labios.
Lejos de ti, es este mi territorio, donde no aguardo falsas esperanzas, donde no me azora el ceño fruncido de la duda.
Somos yo y las horas oscuras, frente a ti, piel de noche, zorro merodeando en mis arterias, robándome el pálpito sereno.
Es mía esta noche, porque en su furia apagada soltaré mi concilio, me dejaré abrazar en su intemperie, muy lejos ya del desierto vasto de lo que no pasó entre tú y yo.
Hay que dejar que los olvidos se derritan en el patio de atrás.

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