Quiero hablar de tu amor, porque es
el mío...
Quiero hablar de tu amor, porque es el mío:
decirme tu impaciencia y tu sorpresa,
tu soledad de mí que en mí no cesa,
tu sed que ignora el borde del hastío.
Quiero decir tu dulce desafío,
tu inseguro temblor y tu certeza,
tu júbilo que es casi una tristeza,
tu miedo indetenible como un río.
Quiero hablar de mi amor, porque es el tuyo:
porque estoy en el grito y el arrullo
-desesperado actor, mudo testigo-
porque soy quien se va pero regresa
para morder tu mano, mientras besa,
porque soy el que otorga. Y el mendigo.
Quiero hablar de tu amor, porque es el mío:
decirme tu impaciencia y tu sorpresa,
tu soledad de mí que en mí no cesa,
tu sed que ignora el borde del hastío.
Quiero decir tu dulce desafío,
tu inseguro temblor y tu certeza,
tu júbilo que es casi una tristeza,
tu miedo indetenible como un río.
Quiero hablar de mi amor, porque es el tuyo:
porque estoy en el grito y el arrullo
-desesperado actor, mudo testigo-
porque soy quien se va pero regresa
para morder tu mano, mientras besa,
porque soy el que otorga. Y el mendigo.
Porque la tarde es gris y todos hablan...
Porque la tarde es gris y todos hablan
yo escucho dilatarse un gran silencio.
Las gentes van juntando más palabras:
yo no sé de sus voces ni sus ecos.
Los árboles se alejan lentamente
entre la tibia niebla del paseo
mientras las frases caen como gotas
y apenas van cambiando los acentos.
Porque la tarde se va haciendo noche
los murmullos son más, los ruidos menos
y los pájaros se hunden en la sombra:
aún los oigo cantar; ya no los veo.
Tanto sonido inútil, derramado,
si dos palabras bastan hoy: te quiero.
Lluvia
Llueve otra vez. Llueve
de nuevo. Llueve:
siempre el amor me llega con la lluvia.
Sobre la calle una llovizna breve
y aquí en mi corazón, cómo diluvia...
siempre el amor me llega con la lluvia.
Sobre la calle una llovizna breve
y aquí en mi corazón, cómo diluvia...
Llueve. Y el agua cae sin relieve
sobre las piedras, ávidas de lluvia.
Aquí en mi corazón, cómo remueve;
aquí en mi corazón, cómo diluvia.
Siempre el amor me
llega así. Sin ruido,
con silencioso paso estremecido:
niebla menuda que después diluvia.
con silencioso paso estremecido:
niebla menuda que después diluvia.
Siempre el amor me
llega así, callado,
con silencioso andar desesperado...
Y no sé dónde estás. Y está la lluvia.
con silencioso andar desesperado...
Y no sé dónde estás. Y está la lluvia.
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