Me amo en ti,
y
en tu figura,
me miro,
transformada
con la forma de mi sueño.
(...) Al acariciarte
es mi reflejo
el que acaricio
narciso
en el espejo de tu cuerpo.
Me miro, así,
toda yo
vuelta carne tuya,
belleza que amo,
seda que acaricio
en tus mejillas.
Lenta y deleitosa
te recorro
con mis dedos
más sabios en
formas que los de Fidias,
y vuelvo un
cinturón de oro
mis brazos en torno
a tu cintura,
mientras ávidas
mis piernas
-como lianas-
se enredan en las tuyas
al tiempo que no hay límite
entre tu boca y la mía. (...)
Enajenada en ti
sin tiempo
y sin fronteras.
Perdida el borde de mi cuerpo,
en las oscuras aguas del orgasmo,
me entrego hasta morir
en tu belleza.
sin tiempo
y sin fronteras.
Perdida el borde de mi cuerpo,
en las oscuras aguas del orgasmo,
me entrego hasta morir
en tu belleza.
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